Retro test: Fiat Palio HLX 1.8 2004
Sin dejar de ofrecer las versiones Fire con la actual carrocería, Fiat posicionó este nuevo Palio entre los "top" del segmento. Estrenaaba cambios importantes en el frente, la cola y el interior sin modificar la estructura original; y un motor 1.8 de 105 CV desarrollado en Brasil junto a GM.

El Palio nació en 1996 como parte del proyecto 178, un desarrollo de Fiat para los mercados emergentes. Exitoso en Argentina y Brasil como sucesor del Uno (aunque éste todavía no se rinde), la marca italiana recurrió nuevamente a Giorgetto Giugiaro (creador del Palio original y del restyling de 2001) para actualizar sus líneas.
Hasta la llegada de una generación totalmente nueva, el Palio adopta una lograda solución para mantenerse atractivo con restyling de trompa y cola sin afectar el diseño lateral (repite en parte lo que pasó con el Ford Fiesta por años) ni las medidas externas. No hay dudas que este trabajo de Giorgetto Giugiaro le cayó muy bien teniendo en cuenta que partió de una plataforma con bastantes años encima. La trompa luce mucho más moderna con ópticas grandes y rasgadas que encierran faros circulares. La parrilla le da un toque muy personal y las entradas de aire que alojan a los faros antiniebla lo ponen a la moda con un aspecto más agresivo. En la zona trasera denota una pasada en limpio con ópticas más grandes y verticales y el portapatente alojado en la tapa del portón junto a canalizadores de aire en la zona baja. En el lateral apenas la presencia de nuevas manijas de puerta es novedad, en tanto la cola continúa muy parada, lo que deja un claro hueco en los pasarruedas traseros.
El equipamiento es bastante rico ya que dispone de pack eléctrico (con cuatro levantavidrios y espejos), cierre automático de puertas, aire acondicionado, CD con mp3 y computadora de a bordo. En tren de pedir mirando la competencia le falta apertura a distancia (el que más se extraña), comando satelital de radio, ABS, techo corredizo y CD changer.
La habitabilidad es buena aun teniendo en cuenta que su plataforma deriva del Uno, ya que los asientos de ambas plazas se ubican ahora más abajo. El baúl es acorde a su segmento con lógicas limitaciones y gracias a algunas modificaciones de esta generación se lograron 10 dm3 más para completar 290 litros. En cuanto a la terminación, a la vista y tacto denota buena presencia y aunque no se hicieron presentes ruidos provenientes de la consola, la calidad de los plásticos no es la mejor del segmento, sobre todo en la zona que enmarca el selector de cambios, con un ensamble que deja que desear.
Confort
Sin dudas uno de los aspectos destacables del Palio es su confort de marcha. Las suspensiones copian con soltura empedrados, baches y demás accidentes geográficos que nos regala cualquier pueblo o ciudad argentina. No se transmiten vibraciones a la consola y volante, de nuevo y acertado diseño en grip y tamaño. El stereo y los parlantes son de una calidad que nos sorprendió y si le gusta la música podrá «aislarse» fácilmente con los mp3 bajados de la web. La posición de manejo carece de regulación en altura como en el Palio ELX pero como dijimos, el asiento está más cerca del piso. En cambio la columna de dirección sí lo hace en un amplio rango como para compensar el faltante. Los que más la sufrirán serán los altos ya que la pedalera es algo cercana y no cuenta con regulación en profundidad del volante. Atrás se ubican cómodamente dos adultos sin demasiadas limitaciones en el espacio para las piernas ni para la cabeza, aunque el Palio no tenga la altura de modelos más modernos del segmento.
Algo que ha mejorado claramente es el entorno el conductor: se va realmente muy cómodo gracias a que las butacas de nuevo diseño envuelven mejor el cuerpo con suaves texturas y tonalidades que se repiten en el panel de puerta. Sólo el apoyacabezas, que no pivota, queda lejos. En la consola se dejaron de lado algunas líneas más osadas de antaño y el símil metal por una propuesta claramente más sobria. Es dura y estructurada, pero deja todo muy a mano con botones y comandos grandes (así nos gusta) como el de la radio o la eficiente climatización, de perfecta dosificación. El instrumental, con fondo negro e iluminación anaranjada sin reóstato, fue renovado por completo. Agrega un bienvenido ordenador que ofrece informaciones de consumo promedio e instantáneo, velocidad promedio, tiempo de viaje y autonomía. La lectura es simple pero el diseño no terminó de agradarnos. La insonorización retrocedió algunos puntos a causa de un motor rumoroso y ruidos eólicos superando los 140 km/h.
Motor
Reemplazante del 1.6 multiválvulas de 103 CV llega este 1.8 de ocho válvulas que eroga 105 CV. El motivo hay que buscarlo en la alianza mundial de GM y Fiat que derivó, por ejemplo, en la creación de Powertrain, una compañía conjunta que produce en Brasil este propulsor de idéntico origen al del Corsa. Su concepción no es moderna y recurre a una cilindrada alta y sólo dos válvulas por cilindro. Donde coincide con el Corsa es en la rumorosidad. En el juego de las diferencias aparece como invitado principal el acelerador «drive by wire» exclusivo de Fiat, que evita algunos tironeos que mostró el producto de GM, sobre todo en la salida, y entrega la potencia disponible de manera más suave, algo que se comprueba tanto en el manejo diario con en las cifras de recuperaciones. Tampoco es necesario recurrir a la zona alta del cuentavueltas para sentirlo a gusto gracias a relaciones de caja correctamente elegidas. Comparándolo con el Palio 1.6, los registros de aceleración empeoraron levemente, mientras que los de elasticidad fueron mejores.
En cuanto al consumo se mostró parejo tanto con el del Corsa 1.8 como con el del anterior Palio 1.6, con un mejor registro en la utilización urbana. No es de los más económicos, pero permite superar los 800 kilómetros de autonomía a 90 km/h. El comando de caja es de recorrido «gomoso» y algo largo y se hace necesario colocar los cambios con cierta brusquedad en el manejo veloz. El embrague, también electrónico, facilita la tarea y solo mostró un leve zapateo en las pruebas de aceleración, algo que naturalmente no sufrirá el usuario promedio.
Manejo
Como apuntamos, el Palio prioriza el confort de marcha. En tramos veloces muestra inclinaciones de carrocería y una leve tendencia a «navegar» con las lógicas subvirancias de un vehículo con tracción delantera y suspensiones con un reglaje pensado más que nada para el desenvolvimiento citadino, apoyadas en un beneficioso despeje para estas lides. En síntesis, una propuesta demasiado «soft» que no llega a comprometer las maniobras gracias a una eficiente tracción del tren anterior. A esto se suma una dirección que viene a acrecentar lo antedicho. Es muy cómoda en la ciudad y para los estacionamientos con un correcto diámetro de giro, pero nos hubiera gustado un conjunto más aplomado en circulación rutera. Igualmente el Palio es un auto dócil con reacciones francas. No se mostró demasiado sensible a los vientos laterales pese su superficie lateral y trocha limitada.
Seguridad
Los frenos se mostraron eficientes con cifras de detención que no son para el asombro. Los discos delanteros y tambores traseros no acusaron cansancio, vibraciones ni tendencias prematuras al bloqueo y la falta de ABS se extraña más que nada en piso mojado. El pedal es firme y la dosificación de la capacidad de frenado es de rápido aprendizaje. El faltante del ABS se torna importante al compararlo con sus rivales, lo mismo que la extraña ausencia de antiniebla trasero (algo a lo que algunos modelos brasileños nos tienen acostumbrados teniendo en cuenta que sí lo trae adelante. En cambio, dispone de doble airbag, cuatro apoyacabezas y cinturones inerciales (un quinto de cintura y regulables en altura adelante). La visibilidad es correcta para un dos volúmenes, con buenos espejos. Las escobillas se mostraron tan eficientes como ruidosas a cualquier velocidad. Las luces no brillaron por su poder lumínico y tampoco cuentan con regulación interna en altura.