Retro análisis: Fiat 600 D
Hacemos un repaso de los inicios de la “bolita” en nuestro país, el primer Fiat fabricado en Argentina.
1960. Arturo Frondizi era presidente de los argentinos, un político desarrollista que tenía como prioridad fomentar la industria nacional. El 8 de abril de ese año fue una fecha emblemática.
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Ese día salió de la línea de montaje de El Palomar el primer Fiat fabricado en Argentina que fue uno de los modelos más exitosos de la industria nacional: el 600 D. Este pequeño vehículo había sido diseñado por Dante Giacosa en 1951 sobre la base de su antecesor, el Fiat 500, pero con mejores prestaciones y mayor habitabilidad.
El primer 600 de color gris salido de la planta marcó el comienzo de un prolongado idilio entre los argentinos que inmediatamente lo bautizaron cariñosamente como “Fitito” o “Bolita” y cuya producción se prolongaría hasta 1982, año en que se discontinuó tras algunas mejoras y retoques estéticos pero sin abandonar su diseño original respecto del que fue presentado en Italia en 1955.
Los primeros 600 se ofrecieron con un motor posterior de cuatro cilindros y 633 cm3. Sus puertas abrían en sentido contrario al viento (también llamadas puertas “suicidas”) años más tarde se modificó el sistema por uno convencional.
Se transformó de inmediato en un auto popular, incluso a pesar de su tamaño, fue bien recibido por las familias. Durante sus veintidós años de existencia se produjeron más de 300.000 unidades.
Hubo cinco versiones de este emblemático modelo. De 1960 a 1962 su denominación era 600 a secas con una potencia de 21,5 CV y una velocidad máxima de 95 km/h. El 600 D (1962/65) incrementó su cilindrada a 767 cm3 y la potencia llegaba a 32 CV.
Entre 1965 y 1970 se lo denominó 600 E con leves cambios estéticos. Lo siguió hasta 1977 el 600 R con 36 CV y 120 km/h de máxima. La última versión (600 S) llevó su cilindrada a 843 cm3 que le permitía llegar a los 125 km/h.
Un auto que tendrá su ineludible y merecido capítulo cuando se escriba la historia del automóvil en Argentina.