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Carlos Figueras: operativo Fin del Mundo BMW X

Hace 12 años nuestro director concretó un operativo con la gama X de BMW con destino a Tierra del Fuego. Un viaje placentero pero en el camino a Harberton algo pasó...

Todos conocen mi debilidad por la Patagonia. Cualquier excusa sirve para poner proa al sur, sea hacia la región marítima, cordillerana o la meseta central. En octubre de 2008 cerramos un operativo con BMW que denominamos “3X”. Los vehículos alistados eran: X6, X5 y X3, esta última con motor diésel, y el destino final era Tierra del Fuego desandando la Ruta 3 de norte a sur. La X6 estaba a mi cargo, el Mono Pisani era responsable de la X5 y Mariano Maggi de la X3, que fue la única que no estaba equipada con neumáticos run flat y llevaba un auxilio convencional. Las otras dos llevaban una rueda en el baúl ya que montaban llantas de 19 y 20 pulgadas que de haber tenido un percance (neumático averiado) nos hubiésemos quedado “tirados” en medio de la Patagonia y sin posibilidad de solución.

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A pesar de que estábamos en primavera avanzada, las bajas temperaturas a partir de Puerto San Julián se hicieron sentir, incluso en muchos tramos circulamos con nieve acumulada en las banquinas. Una vez arribados a Río Gallegos para recomponer energías tras tres días de viaje, nos esperaba el cruce del Estrecho de Magallanes a bordo del ferry pasando por territorio chileno.

Una vez en Ushuaia decidimos encarar hacia el oeste con destino a Estancia Harberton a unos 80 kilómteros de la capital fueguina por caminos de ripio y un panorama fantasmagórico con árboles retorcidos por el permanente viento, picos nevados y prados de un verde intenso digno de la campiña británica donde se alimentan cientos de ovejas. Por supuesto Miguel (Tillous) aprovechaba el panorama para hacer infinidad de tomas. Una de ellas fue en una curva con un alto borde interno que escondía un importante desnivel. Al doblar con mi X6 la rueda trasera derecha pasó por encima y la suspensión hizo tope con un golpe seco poco agradable. Nada indicaba que se hubiese producido algún problema y seguimos circulando sin novedades. Pero Pisani, que siempre fue un detallista insoportable, cuando nos detuvimos para disfrutar del paisaje, observó que había un par de gotitas de aceite a la altura del diferencial posterior, se tiró abajo y descubrió una mínima pérdida a la altura de donde se conecta el palier con el diferencial. Como casi siempre, tenía razón. De todos modos estábamos muy cerca de Ushuaia y la pérdida no era importante. Tillous conocía en la ciudad a un coleccionista de autos clásicos que tenía un mecánico encargado de mantenerlos en funcionamiento. Allí fuimos apenas llegamos. El solícito hombre lo subió al elevador e inmediatamente descubrió que el palier se habían corrido hacia afuera un par de milímetros.

  • No es grave porque apenas pierde lubricante pero la solución es volver a ubicarlo en la posición original.
  • ¿Y cómo lo solucionamos?-fue mi pregunta.
  • Con un taco de madera y una maza lo puedo ubicar en su lugar.
  • Bueno, adelante…- contesté con poca convicción.

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Ubico la gruesa madera y con un potente mazazo el palier volvió a su lugar y luego de circular unos kilómetros comprobamos que el tema que nos preocupaba estaba solucionado mediante un rudimentario  y poco sofisticado sistema.

Por razones obvias mantuve en secreto lo sucedido que nunca fue comunicado a la gente BMW tan respetuosa de la tecnología y de los protocolos de mantenimiento.

Después de doce años me animo a contar esta historia. La X6 siguió sumando miles de kilómetros sin novedad gracias un taco de madera y una maza.

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