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Manejamos en Francia la Renault Alaskan

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Ni bien pusimos un pie en Charles de Gaulle, el principal aeropuerto parisino, nos esperaban, además del equipo de Renault Argentina, tres Alaskan: dos automáticas y una manual, todas con tracción integral y algunos accesorios (que difícilmente lleguen) para hacer más eficiente el transporte de todo el equipaje.

Lo primero que noté ni bien apreté el botón de arranque fue el bramido característico de Frontier, muy similar, por ejemplo, al de Ranger. Gusta y pisa fuerte. Unos minutos después, saliendo del aeropuerto, se dibujaron algunas caras de asombro por partida doble: no es muy común ver pick ups por Europa y mucho menos si hay un rombo en la trompa. Y todavía menos si se trata de un convoy de tres unidades.

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Fueron 500 kilómetros de ruta a través de los cuales pudimos familiarizarnos con la Alaskan y empezar a percibir las primeras sensaciones a bordo. Lo primero que hay que decir es que cuenta con buen espacio en las plazas traseras: no es la panacea, pero cuatro adultos pudimos acomodarnos dignamente.

Pese a no contar con regulación en profundidad, la posibilidad de malear la butaca eléctricamente nos permitió sentirnos cómodos al mando de Alaskan. Fue cuestión de setear la velocidad crucero y ganar kilómetros por la Autoroute du Soleil.

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Un ítem destacado es la asistencia al estacionamiento denominada Around View Monitor, que recrea una vista cenital del vehículo mediante cámaras ubicadas en la carrocería, algo que vimos, por ejemplo, en Nissan Kicks. Ah, la dirección sigue siendo algo pesada a bajas velocidades.

En materia de multimedia se mantiene el sistema ya conocido, que a nuestro juicio está por detrás de algunos de la competencia en cuanto a funciones y tecnología. Eso no nos privó de conectar nuestro teléfono y musicalizar el periplo.

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Lo que también conserva es el motor 2.3 de la alianza que desarrolla 190 CV. Se trata de un biturbo diésel que entrega la potencia de manera constante: he aquí la utilización de dos turbinas. De lo poco que confirmó Renault, se sabe que la gama contará con la variante monoturbo de misma cilindrada, pero que rinde 163 CV en el banco de pruebas.

En cuanto a la transmisión, no hay novedades ni en la manera de seleccionar la tracción ni en la caja elegida. La primera acción se realiza a través del comando electrónico ubicado en la zona baja de la plancha, mientras que la segunda corre por cuenta de una caja automática de siete relaciones o bien una manual de seis. Buena parte de la excursión la hicimos con la automática, que es una caja tradicional sin tecnologías complejas que muestra un pequeño tironeo en el cambio de marchas. Por su parte, la manual, con la que cubrimos el medio millar de kilómetros de vuelta a París, puede ser algo dubitativa cuando se la apura.

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“Alaskan llega en el primer semestre del año que viene”. Así, lisa y llanamente –y con algo de demora–, la primera pick up mediana de Renault arribará a nuestro mercado desde el interior mismo de Argentina, algo que sucede con casi la totalidad de las mid size que se venden en nuestro país.