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El “Nene” Nuccilo y una obsesión por la perfección

La anécdota semanal que nos cuenta Figueras sobre su mecánico de cabecera.

Columna Figueras

El “Nene” Nuccilo era un fenómeno como mecánico. Su capacidad para preparar autos de competición veloces y confiables en la categoría Turismo de los 70 lo llevó a ser el director deportivo del equipo oficial de la Comisión de Concesionarios Fiat ganando dos campeonatos nacionales consecutivos y Grandes Premios.

Era un verdadero enfermo de la perfección, estaba hasta en los más mínimos detalles para que los cuatro autos a su cargo no se pararan nunca. Su obsesión era tal que cuando ganó su segundo título tras el triunfo de Ricardo Zunino en Mendoza y con tres 125 en el podio superando a los Peugeot oficiales, los responsables del equipo se acercaron a felicitarlo y el “Nene” se despachó, ante el asombro de todos, con una frase que lo pintaba de cuerpo entero: “Si, todo muy lindo, pero uno de los autos abandonó…”.

Una vez cumplido su ciclo en el team oficial, retornó a su taller de Caseros cercano a la planta que hoy pertenece al grupo PSA. Nuccilo fue mi mecánico de cabecera desde siempre y cierto día me encontraba con mi auto –un Peugeot 306- porque tenía un problema con el motor del limpialuneta. Al rato, llega un cliente con un BMW 320. Con su habitual gesto serio e imperturbable, le pregunta: “¿Qué necesita?”. El dueño le muestra una bomba de agua. El “Nene” la mira con detenimiento y con gesto de desaprobación, le dice:
– Pero esta bomba no es original…
– No, la compré en Warnes porque la original costaba el doble.
– Bueno, entonces vaya a que se la coloquen en Warnes.
– Pero ¿cuál es el problema?
– Si se la coloco y deja de funcionar dentro de dos meses vendrá a verme y pondrá en duda mi trabajo. Tráigame la original y se la cambio, ésta no.
Así era el “Nene”. Un cirujano de la mecánica. De los que ya no quedan.

Carlos F. Figueras