Así es la fábrica de Pagani Automobili
«La terra dei motori», así se la conoce a esta región de Italia, conformada por ciudades y pueblos que guardan en sus entrañas a fabricantes de autos y motos de altísima performance, como ningún otro lugar del mundo.
San Cesario Sul Panaro es un pequeñísimo pueblo de la región de Módena, en la provincia de Emilia-Romagna, en Italia. No llega a tener siete mil habitantes, pero tiene una fábrica que es una perla dentro del mundo automotor: Pagani Automobili.
Su creador es Horacio Pagani, un argentino de 63 años, que nació en Casilda, provincia de Santa Fe.
Hasta allí llegamos para conocer una factoría de otro nivel. Como si se hubiese detenido en el tiempo. Es que hoy en día, hasta Ferrari produce autos en serie, muy masivos al lado de lo que hace Pagani.
Lamentablemente no pudimos documentar nada de lo visto dentro de la fábrica, por cuestiones de resguardo del mejor secreto del éxito de Pagani, y también por discreción a los autos que allí se están armando, cuyos dueños pueden ser príncipes, jeques, o multimillonarios de cualquier parte del mundo.
Sin embargo, voy a tratar de ser lo más gráfico posible de acuerdo a lo que mis ojos vieron.
El ingreso a la fábrica se hace después de abrir una puerta ploteada con el «Hombre de Vitrubio», de Leonardo Da Vinci, una de las principales musas inspiradoras en la carrera de Horacio Pagani.
No se imaginen a la de Pagani como una fábrica desordenada, llena de robots y ruido de máquinas. Todo lo contrario, más bien es una cuadra. Y en el más estricto de los sentidos, dado que simula ser una calle del centro de cualquier ciudad europea, con faroles de iluminación y pisos que simulan ser empedrados.
Todo el espacio es abierto, y los operarios hablan entre ellos mientras se escuchan los martillazos de otro sector, volviendo al clima de trabajo muy distendido, una de las claves en la construcción de los Huayra que aquí se gestan.
En la planta baja es el único lugar donde se construyen tres o cuatro Pagani, ya que todo el nivel superior es dedicado a solamente una unidad. Allí, se encuentra el área de laminado de compuestos, donde la única máquina de la fábrica trabaja, encargada de delinear y cortar las láminas de fibra de carbono con hilos de titanio que luego son bañados en resina. Otra de las claves de Pagani Automobili.
Luego, esta lámina se pega sobre los moldes de la carrocería, y son llevadas al autoclave, donde todas las partes se «cocinan» una a una temperatura de 140 grados, con seis bares de presión y dos horas de «cocción».
El toque final se le da en una sala completamente iluminada para observar las marcas de dedos y manos que pueda llegar a tener el Huayra, y limpiarlas para dejarlo listo para la entrega al cliente. Es que en Pagani, todo se toca. Ahí está otro de los secretos del éxito de la marca, el vínculo que se genera entre el ser humano que lo fabrica, y el auto. De hecho, son cerca de 110 las personas abocadas a la construcción de cada Huayra.
Como guardianes de que todo se haga bien, están dispuestos en uno de los lados de la cuadra, un Zonda HP Barchetta, uno de los tres que existen… aunque en realidad solo existe uno, el que Horacio Pagani creo para sí (de ahí las siglas del nombre), mientras que los otros dos, aun no están fabricados, pero sí vendidos, a un precio de 20 millones de euros cada uno.
Periodista deportivo. Egresado de DeporTEA, en 2001. Ingresó en Motorpress Argentina en marzo de 2004 y desde entonces se dedica de lleno al mundo de los motores. Arrancó produciendo contenidos para los canales “Autos” y “TC 2000” del portal Terra Argentina y luego ocupó diferentes cargos en todas las publicaciones especializadas de la editorial: Auto Test, Auto Plus, La Moto, Transporte Mundial y Maxi Tuning.
Desde comienzos de 2018 es Content Manager del multimedio digital MotorDigitalPress.