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100% verdad: “El automovilismo no es para giles”

La histórica frase del Flaco Traverso tiene más de un motivo que grafican su veracidad.

La definición fue acuñada por el Flaco Traverso en una de las tantas notas que se le hicieron al cabo de su extensa carrera. Y aunque parezca irritante o fuera de lugar tenía una gran parte de verdad. En el automovilismo deportivo, acá y en el resto del mundo, se han utilizado fórmulas reñidas con el “fair play”. Y nosotros, los argentinos, somos especialistas en sacar ventajas mediante estrategias fuera de la legalidad. Ejemplos sobran y creo que es momento que los lectores conozcan algunas de ellas.

flaco traverso figueras

Jugando a las escondidas

En el Gran Premio de Turismo de 1964 se inscribió un equipo oficial de Renault con los Gordini en su versión 1093, un kit que mejoraba la potencia y los llevaba de sus 40 caballos originales a más de 55 CV. Con esta modificación llegaban a superar los 150 km/h. Gastón Perkins (ganador de GPs con Alfa Giulietta y Borgward era uno de sus pilotos). Sus principales rivales eran unos Saab 96 Sport inscriptos por pilotos uruguayos que los habían importado de Suecia y superaban en performance a los Renault. La primera etapa era sumamente veloz y la diferencia eran de más de 10 km/h por lo tanto serían inalcanzables en el tramo hasta Carlos Paz. Horacio Steven director del equipo junto Gastón (viejo zorro) planificaron una estrategia. Como los Saab largaban dos o tres minutos detrás del 1093, Perkins se “escondió” en una estación de servicio en Solís (RN8) a unos 50 km de la largada que se hizo en Pilar a las dos de la mañana. Por lo tanto, los uruguayos a sabiendas que lo alcanzarían antes de San Antonio de Areco salieron a fondo  a la búsqueda del blanco Gordini. Tanto exigieron al Saab que más de uno no llegó a cumplir la primera etapa con el motor “kaput”. No sabían que el Renault con el número 224 sería inalcanzable porque venía detrás de ellos.

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Tragando polvo

Si bien Rodríguez Canedo corría con Fiat 1500 coupé y Pepe Migliore con Peugeot 504 en una de las etapas de una carrera en el noroeste habían acordado a poco de la largada esperarse para viajar juntos en tándem y así distanciarse del resto en los primeros 50 km de asfalto. El Fiat iba adelante y el Peugeot pegado a su paragolpes ganando de esa manera unos 10/15 km/h que los alejaran del resto. Pepe conocía la ruta y el Chino Canedo no tenía ni idea. Nunca recorría los caminos antes de una carrera. A los 15 minutos Pepe le hace señas para cambiar de posición ya que el que viaja atrás sufría las consecuencias con problemas de temperatura. Así fue como el Peugeot pasó adelante…pero ¡oh sorpresa! a los pocos kilómetros se bajaba a la tierra y el Fiat se vio envuelto en una densa polvareda mientras el Peugeot se alejaba cada vez más. “Tragué tierra durante un rato largo para alcanzarlo porque Pepe no era un lento. Me la hizo bien y yo caí en su trampa. Cuando nos encontramos en parque cerrado le dije: Me debés una…”

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Detallista

En los años 70 del equipo Fiat la lucha con Peugeot era como la de Ford y Chevrolet en TC. El autódromo de Buenos Aires mostraba tribunas repletas agitando banderas de ambas marcas. Los más mínimos detalles eran válidos para sacar alguna ventaja. Zunino, que estaba en los más mínimos detalles había observado que algunos pilotos que tenía adelante se preocupaban más por el espejo para ver que hacía quien lo seguía que en sus trayectorias en los sectores de mixtos o de frenada. ¿Qué hizo?  Corrió el espejo a la izquierda para que quien tuviera a la cola no detectara que estaba observando su accionar.

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Doble comando

Para que todos los pilotos se abrocharan el cinturón de seguridad antes de la largada tipo Le Mans las autoridades de una carrera de 6 Horas en el autódromo porteño decidieron que el copiloto fuera el que corría hasta el auto llave en mano para ponerlo en marcha y largar. Paco Mayorga siempre buscando sacar ventajas, tenía un duplicado y cuando se bajó la bandera y su compañero llegó al auto Paco ya había arrancado con la primera puesta y salía tirando rueda.

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Pintar sobre pintado

Carlos Reutemann siempre, desde sus inicios, fue un profesional serio y responsable. En una carrera en Capilla del Monte días antes recorrió varias veces el trazado y pintó en las piedras una X en las curvas más peligrosas ya que en esos años no se corría con navegante ni hoja de ruta. Una vez más Mayorga demostraba su sagacidad y junto a su acompañante hicieron la ruta y con pintura de otro color taparon las que había marcado el Lole. Para ganar, todo era válido.

Con el fusible en la boca

La lucha entre Fiat y Peugeot eran tan parejas que ganar 4 o 5 caballos podían definir una carrera. Tanto los Fiat como los Peugeot trataban de anular el electroventilador, lo que estaba prohibido, para disponer de unos escasos km/h en las rectas. Para evitar que en la revisación técnica los comisarios detectaran que faltaba el fusible correspondiente Carlos “Pájaro” Garro (y otros) lo sacaba y se lo ponía en la boca como si fuera un caramelo. Finalizada la carrera antes de entrar a boxes lo volvía a poner. Fiat en cambio tenía otra táctica: conectadas las luces bajas con un sistema que desconectaba al electro.

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Un motor adicional

No fueron muchos los casos, pero existieron. Los motores antes de GP eran precintados por las autoridades de la CDA del ACA para evitar artilugios al cabo de las etapas. Sin embargo, algunos se las ingeniaron para llevar otro motor con más potencia y fuera de reglamento que era el que utilizaban en las etapas intermedias y en la última volvían a utilizar el precintado legalmente con el que habían largado. En el caso de ser sorteados para una revisación técnica la trampa no se descubría ya que era el motor “legal” con el que habían iniciado el GP. Era imposible para los comisarios técnicos de la CDA descubrir la maniobra.