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Correa o cadena: ¿Influye en la compra de un auto?

Una de las interminables disyuntivas que le surgen a “los tuerca” a la hora de buscar un reemplazante de ese amor platónico que ocupa un lugar en el garaje se presenta debajo del capot. No nos referimos a si es del tipo naftero o diésel, aspirado o turbocomprimido, o si la transmisión es manual o automática.

Una de las razones de ser de todo motor a combustión (en su gran mayoría) recae en el sistema de distribución, ese que se encarga de sincronizar las piezas más importantes como cigüeñal, árbol de levas y de agua –según modelo– para que los cuatro tiempos (admisión, compresión, explosión y escape) se produzcan en tiempo y forma, es decir, para que el auto arranque y podamos conducirlo.

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Las primeras épocas tuvieron como principal actriz a la cadena de distribución, para luego, con su auge en la década del 70, ser reemplazada en gran medida por la correa, que gracias a su composición a base de caucho y simpleza del sistema redujo considerablemente los costos de producción de las automotrices.

KIT CORREA GATES

Correa del fabricante Gates que utilizan la mayoría de las marcas generalistas en sus modelos más vendidos.

Entre las principales diferencias encontramos que la correa, por su concepción, suele ser más silenciosa pero requiere un mantenimiento más fluido, ya que dependiendo de la marca debe reemplazarse entre los 75.000 y 100.000 km aproximadamente, o bien cada una cierta cantidad de años especificada en el manual de usuario. Esto recae en un costo extra, y más aún si la correa engrana a la bomba de agua.

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Si no se sustituye a tiempo las consecuencias suelen ser gravísimas, a menos que tengas un trato preferencial con todos los santos. Al cortarse la correa, la sincronización antes mencionada se pierde por completo, haciendo que las partes se topen entre sí terminando en un gran dolor de cabeza y de bolsillo.

KIT CADENA COROLLA

El sistema de distribución a cadena es más complejo y mantiene un mayor número de piezas.

En el caso de las cadenas, la durabilidad y confiabilidad son su punto a destacar. Si bien no son eternas, los fabricantes recomiendan chequear el estado del sistema (principalmente el de los tensores, pese a que se encuentran bañados en aceite) entre los 150.000 y 250.000 km según modelo. Esto no significa que deban ser reemplazadas.

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Otra de las características a favor es que al no ser sustituida a corto plazo el motor jamás perderá el punto exacto de sincronización de fábrica, y por tanto las piezas trabajarán siempre al unísono. Entre sus contras se encuentran la rumorosidad en ralentí, sobre todo si se trata de un modelo de larga data, y reemplazo en caso de ser necesario, porque tanto el valor del sistema como de la mano de obra calificada sobrepasa al de un propulsor con correa.

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Actualmente, tres de los autos más vendidos en Argentina cuentan con sistemas de distribución diferente. El 1.4 del Onix (ver prueba Onix) de Chevrolet posee correa y es el más sencillo y accesible a la hora de reparar, mientras que Ford incorporó al Ka (ver prueba ka+) el nuevo 1.5 tricilíndrico de la serie Dragón con correa bañada en aceite para su sistema de variador de fase de las válvulas Ti-VCT . En el caso del Etios (ver prueba Etios), Toyota ofrece su 1.5 a cadena junto al eficiente sistema VVT-i de distribución variable.

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