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Citroën C4 Cactus ¿Cuál es la opción que más te conviene?

Manejamos y analizamos dos de las variantes que la marca francesa ofrece en el país. Feel (115 CV) y Shine (165 CV), frente a frente.

En septiembre de 2018 Citroen presentó el nuevo C4 Cactus. Esta segunda generación sucedió a la primera que se vendió en nuestro país y llegaba importada desde Europa, más precisamente desde España. La actual se fabrica en Brasil, lo que lo exime del pago del arancel extrazona y por ende lo vuelve más competitivo.

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Equipamiento

El Feel es el segundo escalafón del portfolio, tras el Live. Esta variante viene equipada de serie con ABS (REF y AFU), controles de tracción y estabilidad y cuatro airbags por el lado de la seguridad. De todo el paquete ADAS, Citroën incorporó el indicador de descanso recomendado.

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Por el lado del confort, integra el sistema multimedia con pantalla de 7” (sin GPS, con Android Auto y Car Play), indicador de cambio de marcha, butaca con regulación en altura, sorpresivas llantas de aleación de 17” y barras de techo que la marca define como “embellecedores”, con lo cual carecen de funcionalidad.

Por supuesto que el Shine hace honor a su denominación y brilla con un equipamiento ejemplar incluso en comparación con rivales del segmento. Lo más destacado, además de las bolsas de cortina (totaliza 6), pasa por el lado de la seguridad con el paquete ADAS. Esto se compone del alerta de colisión, cambio de carril y desatención y frenado automático. El combo, denominado Pack Drive Assist, está exclusivamente en esta variante tope de gama.

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En cuanto al confort, agrega acceso y arranque sin llave, navegador nativo, climatizador, sensor de luces y lluvia, control y limitador de velocidad, tapizados de cuero, llantas de 17” (diferente diseño) y barras portaequipaje funcionales.

Motor
Acá la diferencia es notable y tiene mucho que ver en el precio final de cada variante. El Feel se vale del 1.6 aspirado (sin sobrealimentación) que rinde 115 CV mientras que el Shine echa mano de uno de los mejores motores modernos: THP (1.6 + turbo) de 165 CV.

El aspirado es un motor más conservador con cifras lógicas y buenas respuestas en baja. El cero a cien lo firma en poco menos de 12 segundos y las recuperaciones entre 11 y 17 a 4ta y 5ta, respectivamente. Por el lado de los consumos, pide 6,2 litros/100 circulando a 100 km/h, 8,6 a 130 y 9,4 en el ámbito urbano donde se siente muy a gusto.

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El THP cuenta con la misma disposición pero con el plus del turbo. Al tener 50 caballos más sus prestaciones son mejores: casi 4 segundos más veloz (8,5s) y una recuperación de menos de 6, con la salvedad de que este motor sólo está disponible con caja automática.

Pero la mejor cara del THP es que para alcanzar esos números no necesita mucho más combustible que el VTi ya que a velocidades constantes pide 6,4 y 8,4 (a 100 y a 130 km/h) respectivamente, lo que implica, promedio mediante, un consumo idéntico. En el ciclo urbano que
da algo en off side, con un promedio de 10,1 (+0,7 litros) cada cien kilómetros.

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La última gran diferencia en cuanto a la motopropulsión pasa por, además de las transmisiones (manual de 5 vs. automática de 6), por la implementación del Grip Control en el tope de gama, que le da un plus importante a la hora de salirse del camino con cinco seteos electrónicos diferentes de acuerdo al terreno.

Conclusión
Queda claro -y responde a la lógica- que el Shine sea más caro: 260.000 pesos más que el Feel. El plus de equipamiento es significativo pero ¿se justifica? A la hora de pensar en la seguridad, no tenemos dudas, pero no siempre nuestra billetera da abasto. Independientemente de las ADAS, la elección también puede pasar por el equipamiento de confort, que es mayor. Por último, desde el lado mecánico, los consumos son similares (queda descartado como razón) aunque el plus de potencia y la posibilidad de prescindir del pie izquierdo terminen siendo determinantes, presupuesto mediante.